
No está bien, o no parece ser coherente que como ciudadanos Colombianos nos arropemos con el derecho inmaculado de opinar sobre nuestros vecinos Venezolanos y cuestionar su democracia cuando en nuestro país ese argumento está más que en crisis.
La excesiva compulsión de los medios
de comunicación aliados a intereses Imperiales y económicos de los empresarios
que han hecho fortunas a costillas de los Estados Coloniales y Repúblicas
semi-feudales apenas del siglo pasado en América Latina, ha logrado arrastrar
una opinión desfavorable de la dinámica político-popular venezolana.