
De modo que las decisiones políticas de cambio, no comenzaron a implementarse sino hasta el momento que esa clase privilegiada se enrumbó en una guerra política que aún hoy no termina. Decisiones como llevar un modelo social alterno, diseñado para que los ingresos del petróleo llegarán directamente a sus habitantes: las Misiones.
Hoy, el libreto que comenzó esa
clase despojada del poder luego que Chávez tomará el rumbo del País, se repite
cada vez que en las elecciones se les escapa el dominio político y social del país.
Recientemente, por ejemplo, el candidato perdedor Enrique Capriles promovió el
odio electoral a sus seguidores manifestándose de manera violenta frente al
resultado adverso de las elecciones presidenciales, provocando una situación de
crisis e irracionalidad política evidenciándose en desobediencia civil
resultando muertos varios venezolanos.
Ese libreto tal cual
es repetido por Leopoldo López, un ex candidato presidencial al que la Contraloría
de ese país lo inhabilitó por actos de corrupción cuando su madre ocupaba un
cargo de gerente en PDVSA y giró recursos públicos para crear la ONG Primero
Justicia, hoy Partido Político.
La violenta confrontación social
y la manipulación de la información son la herramientas más utilizadas contra el gobierno de Chávez y hoy de Nicolás Maduro, ambos del PSUV, ganadores entre
otras cosas del 76% de las Alcaldías y 20
de las 23 gobernaciones en las ultimas elecciones.
Esa realidad, muestra una
reflexión interesante, pues dadas las abismales victorias territoriales, la diferencia
cercana entre Maduro y Capriles en las últimas elecciones presidenciales
no puede ser motivo de promoción al odio y el señalamiento de ilegitimidad de
la propuesta socialista.
De modo que, ver diferentes perspectivas
en la noticia frente a los hechos presentados en los días anteriores, deja un
sinsabor informativo por parte de las principales multinacionales de la
Información en América latina particularmente NTN24. Si bien Venezuela presenta
problemas muy parecidos a los colombianos, no es motivo suficiente para
incendiar el país frenéticamente liderado por personajes con estrechas
relaciones con el modelo capitalista proyanqui.
La protesta es válida, es un
derecho constitucional en Venezuela, pero la violencia no lo es bajo un gobierno que invita al dialogo y la superación de las dificultades bajo el modelo que
gana en la urnas, principio de las democracias latinoamericanas, incluidos los
Colombianos, que a pesar del modelo económico excluyente, nos la jugamos por
una salida democrática y pacífica.
Así, opinar sobre Venezuela, es
un pecado que algunos no se atreven a perdonar. Que nos lleve el diablo pues.
Mario Alejandro Lemus.
Mario Alejandro Lemus.