Como lo dijo la candidata del
Polo Democrático en el último debate “La paz es un tema fundamental para la
sociedad Colombiana, es una política de Estado, no una bandera de la
reelección” en una importante y directa declaración política sin precedentes
frente al manejo amañado de nuestro derecho nacional, La paz.
Por otro lado, la guerra, que es la antítesis de nuestra convicción de Paz, con el llamado a continuar el conflicto basado en exigencias improcedentes, pretende retomar el gobierno de un país masacrado por el enfrentamiento y por las ausentes políticas contra la desigualdad.
La masacre Nacional que es tan
cruel y despiadada, no se limita a las balas si no al olvido. La masacre de
pistola y motosierra quiere seguir orientando el voto popular. No basta con
querer frenar la matanza desmedida con el llamado bélico de los dueños de la
tierra, no basta con la profundización de una economía excluyente, todo tiene
un fin especial con la entrega de nuestros recursos más valiosos al capital
extranjero y la gula de los bolsillos criollos.
Una guerra eterna y una paz de
plástico es la que nos quieren entregar la oligarquía Colombiana y la fuerza
mafiosa del latifundio, nos ponen entre la espada y la pared y nos conmina al
barranco electoral. El miedo a la guerra y el temor al fracaso minan la
confianza en otras posibilidades reales. La acumulación de capitales amenaza
una verdadera Paz, pero a las clases dominantes le interesa su propia Paz, una
paz a su medida. Por esa razón, una paz
a su medida o una guerra controlada son las opciones que han intentado venderles
a los Colombianos. Sin embargo, otra debe ser la mirada, consecuente con las
proposiciones de país, las orientaciones del modelo o la reestructuración del
sistema.
Ni Santos, Ni Zuluaga, Ni Martha
Lucia, Ni Peñalosa desean reorientar el modelo económico, se sienten cómodos en
un sistema que genera desigualdad y exclusión, dónde las clases dominantes buscan
desinformar a través de sus medios proyectando nuevamente la última palabra
sobre el conflicto Armado como única propuesta para el país, cuando existen
diversas fallas de estructura macroeconómica por solucionar para comenzar a definir los
cambios que requiere la paz verdadera, la del pueblo incluido, integrado y protagónico.
La opción está determinada en descubrir
si los derechos son negocio y nuestros recursos un regalo, la Opción
definitivamente es Clara.
M. Alejandro Lemus
Aso-Escritores.