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¿De donde nacen las crisis? el fundamento inicial para confrontar una pregunta de ese tamaño, puede verse reflejada en los que somos como sociedad. ¿Qué somos? ¿Se ha preguntado alguna vez sobre el papel que juega la humanidad en el planeta? o en el más particular de los casos ¿sabe qué cosa hace usted en este mundo? Una respuesta natural será interpretada de manera muy básica, es decir, es el ciclo biológico de nuestra especie. Pero el peor escenario sería tomarse como fin último de una creación absoluta, de un diseño mágico o de la escultura final de un cincel divino. Esa última apreciación podría darnos una respuesta a la inquietud inicial.
Las crisis, comienzan cuando
perdemos identidad histórica, cuando el hilo conductor de nuestra evolutiva
cadena se rompe y se vuelve inestable, cuando perdemos consideración por
aquello que nos ha llevado a ser lo que somos. ¿Qué somos? Parte de un todo, un
ficha del paisaje natural de un planeta diverso, de un universo infinito. La
pretensión humana de someter a toda fuerza biológica como su propiedad, del incesante
estimulo a la destrucción de lo elemental y las tendencias deshumanizantes que
promueven desde las altas esferas del poder económico han calado no solo en el
pensamiento de muchos individuos si no en la sostenibilidad del planeta, de la
tierra dadivosamente finita. Si el
planeta es la despensa, ¿la humanidad es quien debe tomarla como suya? No habrá posibilidad de confrontar tantas
crisis juntas si cada país intenta arreglarse “a su manera”, si el mundo está
divido entre sostenerse o devorarse, y si cada uno de los habitantes es un mundo
apartado e indiferente frente al mundo real, nos queda la firme profecía de la catástrofe
imperiosa resultado de alguna crisis especial.
Algunas crisis sintéticas
pretenden ocultar intereses económicos, de ahí que se establezcan parámetros como la
organización, el desarrollo de tecnologías propias etc.
No es el debate si debemos
esperar o prolongar las crisis, antes de su llegada la conciencia colectiva
podrá salvarnos de las que pretendamos evitar. La indiferencia y los
razonamientos egoístas sobre el estado de las cosas profundizarán el indicio, pero
el seguimiento, el entendimiento, el acompañamiento y la constante reflexión
individual para actuar en grupo debe ser el arma principal contra toda crisis
que se intente domesticar.
M. Alejandro Lemus
Mayo-2014.