viernes, 16 de mayo de 2014

Crisis,síntoma de lo que no somos.

Crisis, el concepto generalizado entre analistas y preocupados sectores de la sociedad. Hay crisis económica, social, ambiental y hasta cultural.  La crisis política es el resultado de todo lo anterior, máxime cuando en las democracias liberales somos los de a pie quienes elegimos gobiernos y creemos que ese contrato de representatividad no debe terminarse en el tiempo formalmente “convenido”. Las crisis políticas son menos importantes que las anteriores, son momentos históricos pasajeros que varían de acuerdo a la intencionalidad colectiva.  

¿De donde nacen las crisis? el fundamento inicial para confrontar una pregunta de ese tamaño, puede verse reflejada en los que somos como sociedad.  ¿Qué somos? ¿Se ha preguntado alguna vez sobre el papel que juega la humanidad en el planeta? o en el más particular de los casos ¿sabe qué cosa hace usted en este mundo?  Una respuesta natural será interpretada de manera muy básica, es decir, es el ciclo biológico de nuestra especie. Pero el peor escenario sería tomarse como fin último de una creación absoluta, de un diseño mágico o de la escultura final de un cincel divino. Esa última apreciación podría darnos una respuesta a la inquietud inicial. 

Las crisis, comienzan cuando perdemos identidad histórica, cuando el hilo conductor de nuestra evolutiva cadena se rompe y se vuelve inestable, cuando perdemos consideración por aquello que nos ha llevado a ser lo que somos. ¿Qué somos? Parte de un todo, un ficha del paisaje natural de un planeta diverso, de un universo infinito. La pretensión humana de someter a toda fuerza biológica como su propiedad, del incesante estimulo a la destrucción de lo elemental y las tendencias deshumanizantes que promueven desde las altas esferas del poder económico han calado no solo en el pensamiento de muchos individuos si no en la sostenibilidad del planeta, de la tierra dadivosamente finita.  Si el planeta es la despensa, ¿la humanidad es quien debe tomarla como suya?  No habrá posibilidad de confrontar tantas crisis juntas si cada país intenta arreglarse “a su manera”, si el mundo está divido entre sostenerse o devorarse, y si cada uno de los habitantes es un mundo apartado e indiferente frente al mundo real, nos queda la firme profecía de la catástrofe imperiosa resultado de alguna crisis especial.

Algunas crisis sintéticas pretenden ocultar intereses económicos, de ahí que se establezcan parámetros como la organización, el desarrollo de tecnologías propias etc.

No es el debate si debemos esperar o prolongar las crisis, antes de su llegada la conciencia colectiva podrá salvarnos de las que pretendamos evitar. La indiferencia y los razonamientos egoístas sobre el estado de las cosas profundizarán el indicio, pero el seguimiento, el entendimiento, el acompañamiento y la constante reflexión individual para actuar en grupo debe ser el arma principal contra toda crisis que se intente domesticar. 

M. Alejandro Lemus
Mayo-2014.

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